Una cuarta familia señala al médico barranquillero Jesús Cure de mala práctica médica al realizar este procedimiento quirúrgico.
Por: Pablo Correa

Uno de los miembros de la familia Abdul Baki, de ascendencia libanesa radicada en Valledupar, cuenta que cuando leyó el reportaje que publicamos en este periódico, el pasado 11 de mayo, bajo el título “Bypass gástrico, una cirugía fuera de control”, no pudo reprimir la rabia al recordar la muerte de su pariente Nahida Abdul Baki Saghair en 2013 y llamó de inmediato al cirujano barranquillero Jesús Cure para confrontarlo.
Todos en la familia sospechaban que Cure había hecho algo mal en la cirugía de bypass gástrico a la que se sometió Nahida, pero sólo hasta que leyeron el artículo, en el que tres familias (una de Sincelejo, otra de Barranquilla y otra en Bogotá) culpaban a Cure de la muerte de sus parientes, entendieron que su caso quizá no era un accidente fortuito.
“Cuando leí ese artículo la sangre me hirvió tanto, que decidí llamarlo (a Jesús Cure). Ese día me desahogué y él incluso me amenazó y habló de las víctimas mencionadas en el artículo. De la señora Margarita Consuegra me dijo que había consumido droga al día siguiente de la cirugía y de la familia Baracchi, que lo estaban extorsionando con $800 millones y que por eso mandaron hacer el artículo”, cuenta el familiar de Nahida.
La tragedia de la familia Abdul comenzó hace seis años, cuando Nahida se sometió a una cirugía de banda gástrica con Cure. Esta técnica consiste en sellar una parte del estómago para reducir la capacidad de ingerir alimentos. “Eso nunca le funcionó”, recuerda su pariente. Muy pronto Nahida regresó al mismo peso que tenía antes, cerca de 90 kilos.
Ante la frustración por seguir en sobrepeso, Nahida regresó al consultorio del cirujano barranquillero, quien le habló de la cirugía de bypass gástrico. Esta técnica quirúrgica, que se realiza por laparoscopia, consiste en remover una gran porción del estómago y una parte del intestino (malabsortiva) para alterar el metabolismo de los alimentos y forzar a los pacientes a reducir la ingesta de alimentos.
En agosto de 2013 Nahida se sometió a la cirugía en Barranquilla. En unas pocas semanas, para sorpresa de todos, había perdido unos 35 kilos. Pero cada día era una difícil lucha. Vomitaba. Tenía dolores. Cualquier alimento que ingería le provocaba un malestar insoportable. Para finales de diciembre, su estado general de salud comenzó a deteriorarse. A pesar de que evidentemente algo andaba mal, cada vez que hablaban con Cure, éste insistía en que eran síntomas normales asociados con el procedimiento.
“Su estado de ánimo no era el mismo. Se desmayaba con frecuencia”, cuenta su familiar. En enero decidieron trasladarse de Valledupar a Barranquilla para que Cure la examinara. Cuando la llevaron a la Clínica Caribe no lograron que la internaran. Les dijeron que no había camas disponibles.
Decidieron trasladarse a la Clínica General del Norte. Era 27 de enero de 2014. Horas más tarde, Nahida comenzó a vomitar sangre y a quejarse de un fuerte dolor en el pecho. Fue la antesala de los tres paros cardiorrespiratorios que sufrió y que finalmente le cobraron la vida.
En la historia clínica extrañamente alguien anotó como causa de muerte “Gripe H1N1”. Ella nunca tuvo síntomas de gripe en ese mes, según sus familiares. “Dejémosle eso a Dios”, fue la decisión que tomaron en medio de la tristeza. Tampoco permitieron que se le practicara una autopsia. La religión musulmana no se los permitía.
La razón por la que la familia Abdul quiere que se conozca el caso de su Nahida es para que sirva de advertencia a otras personas que estén pensando en realizarse un bypass gástrico.
Como se advertía en el artículo anterior, este tipo de cirugía sólo debe efectuarse en pacientes cuya relación entre peso y talla (índice de masa corporal) sobrepase los 40 kg/m2. Y, en el caso de que este índice oscile entre 35 y 40 kg/m2, sólo si sufren enfermedades asociadas con el sobrepeso como hipertensión, diabetes mellitus, síndrome metabólico, entre otras. Además, los pacientes deben ser evaluados por un grupo de médicos que incluya psiquiatras, endocrinólogos, nutricionistas y cirujanos.
Desafortunadamente en Colombia la cirugía de bypass gástrico se ha convertido en un jugoso negocio (su precio va entre los $10 y $20 millones) y entró en la esfera de los tratamientos estéticos cuando en realidad es un recurso médico para aquellos en los que fracasan todas las otras opciones.
El cirujano Jesús Cure le dijo a este diario que no puede dar respuestas a las preguntas relacionadas con estos casos, “por cuanto ellas se encuentran profundamente relacionadas con lo que está siendo objeto de investigación en proceso jurídico en curso, instancia que será la que definirá el asunto”.
Las cuatro familias que hasta ahora han contado su historia se lamentan de lo mismo, que el médico una vez comenzaron los problemas no volvió a darles la cara.
pcorrea@elespectador.com
@pcorrea78
Todos en la familia sospechaban que Cure había hecho algo mal en la cirugía de bypass gástrico a la que se sometió Nahida, pero sólo hasta que leyeron el artículo, en el que tres familias (una de Sincelejo, otra de Barranquilla y otra en Bogotá) culpaban a Cure de la muerte de sus parientes, entendieron que su caso quizá no era un accidente fortuito.
“Cuando leí ese artículo la sangre me hirvió tanto, que decidí llamarlo (a Jesús Cure). Ese día me desahogué y él incluso me amenazó y habló de las víctimas mencionadas en el artículo. De la señora Margarita Consuegra me dijo que había consumido droga al día siguiente de la cirugía y de la familia Baracchi, que lo estaban extorsionando con $800 millones y que por eso mandaron hacer el artículo”, cuenta el familiar de Nahida.
La tragedia de la familia Abdul comenzó hace seis años, cuando Nahida se sometió a una cirugía de banda gástrica con Cure. Esta técnica consiste en sellar una parte del estómago para reducir la capacidad de ingerir alimentos. “Eso nunca le funcionó”, recuerda su pariente. Muy pronto Nahida regresó al mismo peso que tenía antes, cerca de 90 kilos.
Ante la frustración por seguir en sobrepeso, Nahida regresó al consultorio del cirujano barranquillero, quien le habló de la cirugía de bypass gástrico. Esta técnica quirúrgica, que se realiza por laparoscopia, consiste en remover una gran porción del estómago y una parte del intestino (malabsortiva) para alterar el metabolismo de los alimentos y forzar a los pacientes a reducir la ingesta de alimentos.
En agosto de 2013 Nahida se sometió a la cirugía en Barranquilla. En unas pocas semanas, para sorpresa de todos, había perdido unos 35 kilos. Pero cada día era una difícil lucha. Vomitaba. Tenía dolores. Cualquier alimento que ingería le provocaba un malestar insoportable. Para finales de diciembre, su estado general de salud comenzó a deteriorarse. A pesar de que evidentemente algo andaba mal, cada vez que hablaban con Cure, éste insistía en que eran síntomas normales asociados con el procedimiento.
“Su estado de ánimo no era el mismo. Se desmayaba con frecuencia”, cuenta su familiar. En enero decidieron trasladarse de Valledupar a Barranquilla para que Cure la examinara. Cuando la llevaron a la Clínica Caribe no lograron que la internaran. Les dijeron que no había camas disponibles.
Decidieron trasladarse a la Clínica General del Norte. Era 27 de enero de 2014. Horas más tarde, Nahida comenzó a vomitar sangre y a quejarse de un fuerte dolor en el pecho. Fue la antesala de los tres paros cardiorrespiratorios que sufrió y que finalmente le cobraron la vida.
En la historia clínica extrañamente alguien anotó como causa de muerte “Gripe H1N1”. Ella nunca tuvo síntomas de gripe en ese mes, según sus familiares. “Dejémosle eso a Dios”, fue la decisión que tomaron en medio de la tristeza. Tampoco permitieron que se le practicara una autopsia. La religión musulmana no se los permitía.
La razón por la que la familia Abdul quiere que se conozca el caso de su Nahida es para que sirva de advertencia a otras personas que estén pensando en realizarse un bypass gástrico.
Como se advertía en el artículo anterior, este tipo de cirugía sólo debe efectuarse en pacientes cuya relación entre peso y talla (índice de masa corporal) sobrepase los 40 kg/m2. Y, en el caso de que este índice oscile entre 35 y 40 kg/m2, sólo si sufren enfermedades asociadas con el sobrepeso como hipertensión, diabetes mellitus, síndrome metabólico, entre otras. Además, los pacientes deben ser evaluados por un grupo de médicos que incluya psiquiatras, endocrinólogos, nutricionistas y cirujanos.
Desafortunadamente en Colombia la cirugía de bypass gástrico se ha convertido en un jugoso negocio (su precio va entre los $10 y $20 millones) y entró en la esfera de los tratamientos estéticos cuando en realidad es un recurso médico para aquellos en los que fracasan todas las otras opciones.
El cirujano Jesús Cure le dijo a este diario que no puede dar respuestas a las preguntas relacionadas con estos casos, “por cuanto ellas se encuentran profundamente relacionadas con lo que está siendo objeto de investigación en proceso jurídico en curso, instancia que será la que definirá el asunto”.
Las cuatro familias que hasta ahora han contado su historia se lamentan de lo mismo, que el médico una vez comenzaron los problemas no volvió a darles la cara.
pcorrea@elespectador.com
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